Claves del coaching de cara al éxito profesional

Pese a estar cada vez más presente en nuestras vidas, el coaching sigue siendo una práctica que resulta un tanto abstracta para muchos, cuando no un completo misterio. Básicamente, esta metodología centra su foco en sacar lo mejor de cada uno de nosotros, en descubrir y potenciar nuestros puntos fuertes y en saber sacar provecho en la medida de lo posible de los aspectos negativos de nuestra personalidad.
El coaching puede ser practicado tanto de manera individual casi como si de un psicólogo se tratara como de forma colectiva son muchas las empresas que incluyen esta práctica en la formación de sus empleados, sobretodo las relacionadas con
formación inmobiliaria. No obstante, y dado que somos animales sociales por naturaleza, un buen coach, independientemente de si hemos acudido a él motu proprio o asistimos a una de sus clases junto con nuestros compañeros de oficina, uno de los primeros aspectos que abordará será el contexto en el que nos desenvolvemos en el día a día.
Atendiendo a nuestra coyuntura profesional, familiar, etc., el coach nos ayudará a descifrar qué rol jugamos en cada una de las facetas de nuestra vida. Asimismo, descubriremos por qué hemos adoptado esa postura frente a aquellos a los que queremos o ante nuestros compañeros, y nos brindará pautas para, en caso de necesitarlo, variar alguna/s de nuestra/s aptitudes de cara a un mayor y más eficaz desempeño y desarrollo personal.
Para ello, otro paso esencial del coaching es sacar a relucir valiosos elementos de nuestra personalidad que ni siquiera nosotros sabíamos que poseíamos. Potenciar esas cualidades es una de las principales tareas del coach, así como ayudarnos a mejorar esas aristas de nuestro carácter que nos impiden rendir y relacionarnos de manera óptima. Una vez abierto ese tercer ojo, no solo conoceremos más sobre nosotros mismos, sino que veremos el mundo y a aquellos con los que lo compartimos desde una nueva perspectiva mucho más enriquecedora.
Aunque tomar conciencia es un paso fundamental, para sacar provecho de ello es necesario conocer las herramientas que están a nuestro alcance. El coaching nos proporcionará dichas herramientas, así como un planning continuo para que vayamos modificándolas e introduciendo nuevas conforme vayamos creciendo. Este planning tiene una misión clara: establecer unas metas y objetivos concretos. Como reza el famoso eslogan publicitario, La potencia sin control no sirve de nada. Tenemos que saber a dónde vamos, así como cuáles son las rutas que más de adecuan a nuestras características personales.
En definitiva y desde la primera sesión, el coaching tiene la misión de empoderarnos, de abrirnos los ojos y la mente para que establezcamos nuevas pautas de conducta que repercutan en nuestra salud de manera beneficiosa. Comenzando por un profundo ejercicio de introspección para pasar luego a considerar los elementos exteriores que nos afectan de manera prioritaria, el coaching nos dotará de la confianza y la motivación necesarias para movernos con desenvoltura en los distintos ámbitos de nuestra vida. Y, por qué no, para enfrentar nuevos retos, esos que veníamos postergando desde hacía tanto por temor al fracaso.