¿Cómo diseñar un producto que cree hábito?


¿Cómo diseñar un producto que cree hábito?

¿Has oído hablar alguna vez del neuromarketing? Pues se trata de un concepto que está muy moda últimamente y que es fundamental para diseñar productos que creen hábito. La razón es que tiene muchas aplicaciones en el mundo del marketing online y es muy eficaz en las redes sociales. Hoy vamos a ver aquí algunos ejemplos contundentes sobre ello.

¿Qué es el neuromarketing?

Se trata de técnicas utilizadas en publicidad para persuadir al consumidor. Se basa en el conocimiento de los comportamientos del público objetivo para conseguir generar en él una necesidad, después de establecer una conexión a nivel neurológico y emocional. Se basa, pues, en las causas no racionales que hacen que unos mensajes publicitarios sean efectivos y otros no. Aquí hay que estudiar muy bien el perfil del público al que nos dirigimos. La percepción difiere mucho en función de la edad, necesidades, estilo de vida y sexo. Acudir a las emociones para persuadir no es algo nuevo en publicidad. Además, hay que tener en cuenta que, una vez cubiertas nuestras necesidades básicas (las fisiológicas) lo más importante para el ser humano es: Apelar a todos estos elementos puede ser la clave para que nuestro producto y su mensaje triunfe. El neuromarketing es una herramienta muy útil a la hora de diseñar un producto que cree hábito, dentro del marketing digital. No en vano, si analizamos los aspectos que acabamos de enumerar como fundamentales para el ser humano, veremos cómo tienen una aplicación directa en nuestro comportamiento habitual en las redes sociales. Para empezar, el usuario debe sentirse seguro en la red. De lo contrario, abandona el sitio sin convertir. También busca su inclusión en grupos y forma parte de comunidades alrededor de una marca, producto, servicio o proyecto. Busca constantemente interacciones en las redes como validación de su actividad: todos nos sentimos satisfechos con los Likes y los retuits. Y, por último, nuestro desarrollo personal en la red para por gestionar de manera correcta nuestra identidad digital: quiénes somos, dónde estamos, cómo nos comunicamos…

¿Cómo diseñar productos que creen habito en las redes sociales?

Para aplicar estrategias de neromarketing en las redes sociales hay que diseñar una buena estrategia. Lo primero, es identificar a nuestro público objetivo para diseñar mensajes personalizados que sean efectivos. También es importante escuchar a nuestro target, es decir, de qué temas habla, en qué tono, en qué canales, cuáles son sus intereses, qué necesita y de qué prescinde. Y, sobre todo, a qué hora está más receptivo para impactarle con nuestros mensajes. Una vez analizada nuestra comunidad, giremos la vista hacia la competencia: examinas qué hace, cómo lo hace y si funciona. Y analicemos también sus errores para aprender de ellos. En cuanto al mensaje, debe ser directo, personalizado, contundente, pero sin atosigar. Aquí eso de “menos en más” debe ser una máxima. Y, desde luego, debe estar adaptado al canal por el que va a emitirse: Facebook, Twitter, Instagram, YouTube… Por otro lado, apela a las emociones: usa el sentido del humor, basa el mensaje en los valores de tu marca e implica a tu audiencia, muéstrate cercano al usuario, hazle sentir que forma parte de algo importante. Y, por último, pero no menos importante, transmite contenido de valor. Que el usuario lo vea como algo interesante y relevante, que le impacte y que lo comparta. Como buenos ejemplos de estas prácticas, podemos citar los anuncios elaborados últimamente por Campofrío, basados en conceptos como el positivismo ante la crisis y el empoderamiento de las mujeres; Coca-cola, normalizando las familias monoparentales u homosexuales; o Ikea, tratando en su publicidad cuestiones como el exceso de deberes escolares. Se trata de buenos ejemplos que reflejan cómo las marcas acaban consiguiendo que sus productos creen hábito. La clave está en asumir las reglas de la comunicación digital desde el principio y recurrir a herramientas como el neumarketing para provocar emociones en nuestro público objetivo. La intención es generar contenidos con pretensiones virales que acaben convirtiendo a los consumidores en prescriptores. Conseguirlo no es fácil, pero, por lo menos, hay que intentarlo.


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